Saturday, November 27, 2010

Todo por una Manzana: Ocho artistas mexicanos que se comieron Nueva York - Por Wilbert Torre

Todo por una Manzana (Editorial Jus, 2010)  reúne una  serie de perfiles sobre artistas mexicanos en Nueva York: el arquitecto de la transparencia (Enrique Norten), una audaz directora de orquesta (Alondra de la Parra), un virtuoso baterista (Antonio Sánchez), un comediante con aspiraciones de director de teatro (Eugenio Derbez), una infatigable cantante de jazz (Magos Herrera), un pintor fiel a la pintura en los tiempos del arte conceptual (Víctor Rodríguez), una actriz tenaz (Bianca Marroquín) y un visionario bailarín (José Limón).

El libro es resultado de una serie de preguntas que solía hacerme en Nueva York, una ciudad en la que viví cerca de un lustro, y en la que fui descubriendo a un grupo compacto y pujante de artistas que habían decidido expatriarse a la Gran Manzana. En las décadas anteriores habían creado allí parte de su obra el poeta José Juan Tablada, Jorge Negrete, Diego Rivera, Octavio Paz y Frida Kahlo. ¿Qué importancia tenía el arte mexicano en la Gran Manzana? ¿Había logrado dejar en ella una huella honda? ¿Quiénes representaban a la nueva generación de artistas mexicanos?

Con los artistas que componen esta colección –exceptuando a José Limón, que murió en 1972– sostuve encuentros y conversaciones a lo largo de seis años. Mi oficio esencial en ese tiempo fue la curiosidad. Los visité en la intimidad de sus casas o talleres, durante largos ensayos, en clases de canto o actuación, y los vi en acción durante un concierto, pintando, actuando y dirigiendo una orquesta o una obra de teatro.

Deseaba conocer los motivos que los habían llevado a mudarse de México –sólo uno de ellos regresó al país en los últimos años– y por qué habían elegido Nueva York como plataforma de su obra.

El resultado son estos retratos. Pude conocer a Enrique Norten en la gloria y la obscuridad de su meteórico ascenso en Nueva York. A Bianca Marroquín la observé transformarse en distintos personajes y asumir el suyo con entereza ante la vida y la muerte. A Magos Herrera la conocí en un hoyo de música del tamaño de un baño, y tres años después la escuché cantar Azul, de Agustín Lara, con arreglos musicales del director musical de The Rolling Stones. Al implacable y formal Eugenio Derbez lo acompañé a viajar en el metro, donde acechaba neoyorquinos y los imaginaba transformados en sus personajes, y meses después a su estreno de director de teatro, donde tal vez se convirtió en su propia víctima. Pude apreciar cómo Víctor Rodríguez devoraba la vida –la suya y la de los demás– para trasladarla a sus cuadros. Con Antonio Sánchez me encontré una noche durante un concierto y comprendí por qué es un virtuoso de la batería. A Alondra de la Parra la vi crear a golpes de audacia una orquesta que hoy es un jet musical de un millón y medio de dólares. A José Limón no pude conocerlo, pero me erizó la piel ver en un video la fuerza dramática de sus danzas y coreografías.

Todo por una Manzana intenta mirar de manera diferente a los artistas que son personajes públicos. Quise mostrar a gente como cualquiera: personas con deseos, contradicciones, debilidades y demonios internos.

En medio del diluvio de información y el flujo frenético de videos, textos express, fast texting y las imágenes que invaden las calles, los diarios y las redes sociales, donde todo cambia de manera vertiginosa y caótica, un perfil es como una ventana que se abre a un mundo distinto: el tiempo parece detenerse, el ritmo se reduce, la mirada se amplifica, los detalles emergen y cobran razón y significado. Un retrato escrito es la oportunidad de aproximarse en las puntas de los pies a un personaje para capturar y comprender su esencia, su intimidad, sus anhelos, sueños y frustraciones.

Todo Por una Manzana (Editorial Jus, 2010) será presentado por Wilbert Torre, el próximo viernes 3 de diciembre a las 6 de la tarde  en la Feria internacional del Libro de Guadalajara 2010. Contacto de prensa: Diana López dlopez@jus.com.mx

Wilbert Torre, periodista y escritor mexicano. Autor del libro Obama Latino (Editorial Jus, 2009), uno de cuyos capítulos fue finalista del premio de la Fundación de Nuevo Periodismo Iberoamericano 2010. Dos años antes la FNPI lo eligió uno de los Nuevos Cronistas de Indias. Ha sido corresponsal de la revista Etiqueta Negra en Nueva York y Washington DC y sus textos han aparecido en Letras Libres, Gatopardo y la revista sabatina de El Mercurio de Chile, entre otros muchos medios de América latina y Estados Unidos. Vive en Washington, D.C., con su esposa y sus dos hijos.

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