Sunday, November 13, 2011

Pinta (III): Abriendo rumbos en el arte latinoamericano - Por Adriana Herrera Téllez (Especial para Hispanic New York)

Rafael Gonzalez Moreno, China, 2011. Plastico derretido sobre madera, 100 x 250 cm, Courtesy Teresa Anchorena (Hacer click sobre imagen para ampliar)


Pinta New York 2011, que cierra hoy, se ha caracterizdo entre otras cosas por el modo en que diversos galeristas escogieron mostrar algunas piezas de establecidos artistas que no son las más conocidas y que sin embargo tienen una particular significación, así como incluir series recientes que cambian el rumbo de sus indagaciones.

La galería Nara Roesler presentó una serie erótica de Antonio Manuel, el artista invitado, que paralelamente tiene su primera exhibición individual en los Estados Unidos curada por Claudia Calirman y Gabriela Rangel, en Americas Society. Si sus obras y acciones desafiaban la censura política durante la dictadura en Brasil en los setenta, estos dibujos que mezclan falos en primer plano con rostros con anteojos son otro modo de ejercer la libertad de expresión.

Ana Maria Maiolino


El stand de la galería Milano –instalado de modo impecable y dedicado en su totalidad a Anna Maria Maiolino, una de las artistas contemporáneas brasileñas de mayor reconocimiento internacional- se incluyeron desde obras tempranas y ya icónicas, hasta las más recientes, de una índole muy diversa. Así, fue posible ver aquél inolvidable mapa en una caja de América del Sur, dibujado con líneas negras sobre papel blanco, donde el territorio de Brasil –bajo la férrea dictadura- aparecía con una tridimensionalidad, en un plano completamente negro y con un texto: SOS. 

La búsqueda que la caracteriza de experiencias del lenguaje y del cuerpo ligadas a la vida, y el modo en que busca fusionar lo ancestral y la vida cotidiana o la representación de su propia presencia tomó la forma ahora de una nueva serie donde retrata sus propias manos tocando el rostro pintado –como arte primitivo- de una figura masculina hallada en un libro que el observador no advierte. Parece que esa experiencia de registro del tacto no estuviera medidado por siglos y medios de representación, sino fuera inmediata.

Luis Roldán, Guatemala


El imperdible stand de Henrique Faria Fine Arts, siempre contiene notables selecciones –como la imagen de la célebre máquina de escribir en la que Leandro Katz cambió las letras por las estaciones de la luna- y revelaciones de nuevos caminos. En este caso, mostró una reciente serie sobre papel de Horacio Zabala que responde a un presente en la Argentina en el que ya no existe el horror político de los setentas cuando exilio e impugnación política eran parte de la ecuación de su arte. Ahora plantea ecuaciones matemáticas con figuras geométricas que de algún modo funcionan como la ecuación del regreso, como alusión a aquellos movimientos fundacionales de una identidad propia, como el MADI, y capaces de alterar los presupuestos de la abstracción geométrica en el mundo. 

También presentó Guatemala, una inusual instalación geométrica sobre la pared del colombiano Luis Roldán que representa una ruptura respecto al uso de medios anteriores casi flotantes como hilos o telas ligados al registro de tránsitos en las urbes: aquí usa marcos, contenedores de dibujos abstractos en grafito, que funcionan como formas intercambiables, con una lúdica que combina relieves con arcos, estrechos rectángulos y cuadrados.


Milton Becerra, Happy birthday
El venezolano Milton Becerra, transpuso sus habituales instalaciones con redes, hilos, o piedras, que responden a una geometría orgánica en diálogo con la estética y la mitología prehispánica, para presentar en Hardcore Contemporary Art En Eikon (imagen en griego) reemplaza las piedras por las imágenes de la Torre de la Libertad y de la Torre Eiffel, rindiendo homenaje a grandes obras monumentales no funcionales que constituyen íconos de las aspiraciones humanas.

Ruiz-Healy Art presentó igualmente piezas recientes de Andres Ferrandis que rompen con la asepsia de las instalaciones geométricas traslúcidas y silenciosas: no sólo incluye ahora materiales como el terciopelo negro, o formas ambiguas que se apartan de la línea para alcanzar lo volumétrico, sino textos como “volando” en una obra que indaga en la narración de la historia de Icaro. Lo que revela es aquella vuelta al inconsciente, ese regreso a  lo mítico, donde, como proclamaba Nietzsche, se desborda la lógica racional, y se entra en conexión con otras fuentes.

En el stand de Dot Fifty One, por primera vez el argentino Mauro Giaconi usó los dibujos en lápiz que borronea para hablar del desvanecimiento y sugerir una dinámica incesante de destrucción-creación, como una instalación de grandes dimensiones y efecto sorprendente: ha reemplazado el motivo de las casas por un concepto que funde el dibujo en sí con la estructura arquitectónica y que de este modo, llena por completo el cubo blanco de la galería. Por último, Salar Galería de Arte otorgó todo el despliegue a instalación de la artista boliviana Sonia Falcone que refunda toda la revisita toda la tradición geométrica con el poder del juego que está ligado a lo trascendente.

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